Más allá de
la medicina o de las terapias alternativas, existe un elemento casi mágico que
ayuda a curar enfermedades. Todos podemos utilizarlo y está a nuestro alcance:
es la sonrisa. Numerosos
son los estudios que demuestran que el estado de ánimo de las personas influye
claramente en la recuperación de algunas enfermedades. Como terapia, la sonrisa
tiene múltiples beneficios.
De hecho, el
humor es un poderoso recurso para superar y crecer en la adversidad porque nos
permite relativizar y rebajar su carga
de dramatismo. Se hace preciso llevar el humor a las habitaciones de los
centros sanitarios, tanto a pequeños como a mayores. Los elementos que hacen
que la sonrisa tenga magia no son sólo psicológicos, también físicos. Numerosas
investigaciones detallan que sonreír provoca que el organismo libere
sustancias que ayudan a vencer la tristeza, la depresión y la ansiedad, como la
adrenalina, el cortisol, la dopamina, las endorfinas y la serotonina.
La sonrisa aumenta el riego sanguíneo y la frecuencia cardíaca, contribuyendo
a reducir el riesgo de la hipertensión. Una carcajada puede incluso duplicar la
capacidad pulmonar. Además, ayuda a quemar
calorías y aumenta el nivel de inmunoglobulinas. Algunos dicen que sonreír
provoca arrugas; se trata de un mito, pues la sonrisa tonifica los músculos de
la cara, el tórax y el abdomen.
Así, pues,
como dijo Charles Chaplin,
“un día sin sonreír es un día perdido”. Lo más importante que tiene la sonrisa, cuando va
dirigida a otra persona, es la transmisión de una vigorosa sensación de
compañía. Algo tan simple como sonreír hace que la otra persona sienta que no
está sola en el “hormiguero” de gente que va y viene en medio de las calles de
una gran ciudad.
Muchas conversaciones con personas que no
conocemos comienzan con un intercambio de sonrisa. Porque la sonrisa es un
puente perfecto para la comunicación. Es también una parte de la magia. Es la
sensación de bienestar acompaña a tantas persona que no pasan por buenos
momentos.
La sonrisa tiene muchos más efectos, como proyectar
una imagen más segura de quien la ofrece y, a la vez, aumentar la confianza en uno mismo. El
optimismo y la alegría nos ayudan a establecer vínculos sociales y a
mantenerlos. Es, por tanto, un arma muy poderosa.
Tanto que incluso puede ayudarte a ti mismo a
superar un momento difícil. No importa las adversidades que estén haciendo acto
de aparición en tu vida. Una sonrisa puede darte las fuerzas necesarias para
seguir adelante, para motivarte cuando todo te inste a no salir ni de la cama.
Es la mejor de las medicinas que puedes regalarte a ti mismo y, también, a los
demás.
Regalar sonrisas es algo efectivo que podemos
hacer para desconectar de la rutina. Nos saca la negatividad de los problemas y
nos cambia el punto de vista para enfrentarnos al día a día. Es como si
cambiaras los polos de negativo a positivo, y no requiere de ningún esfuerzo.
“Recuerda
sonreír, incluso cuando este lloviendo fuera, y si sigues sonriendo, el sol
mostrará pronto su cara y te devolverá la sonrisa”
Si te animas a regalar sonrisas en tu vida
cotidiana, adelante. Verás que los resultados son infalibles y realmente
mágicos. Sonríe al panadero, al cajero del supermercado y hasta a tu compañero
de asiento. Te darás cuenta en breve de que la sonrisa es un motor de buenas
emociones y que contagia el buen clima a tu alrededor.
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