Del Evangelio según Lucas 7,31-35: «¿Con quién, compararé, pues, a los
hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen? Se parecen a los chiquillos
que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: `Os hemos
tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no habéis
llorado.' «Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y
decís: `Demonio tiene.' Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís:
`Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publícanos y pecadores.' Y la
Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos.»
Reflexión
• En el evangelio de
hoy vemos como la novedad de la Buena Nueva fue avanzando de tal modo que las
personas agarradas a las formas antiguas de la fe quedaban como perdidas sin
entender nada de la acción de Dios. Para esconder su falta de apertura y de
comprensión ellas se defendían y buscaban pretextos infantiles para justificar
su actitud de no aceptación. Jesús reacciona con una parábola para denunciar la
incoherencia de sus adversarios: “¡Os parecéis a niños que no saben lo que
quieren!"
• Lucas 7,31: ¿Con quién compararé a los hombres de esta
generación? A Jesús le parece extraña la reacción de la gente y
dice: "¿Con quién,
compararé, pues, a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen?” Cuando
una cosa es evidente y las personas, o por su ignorancia o por mala voluntad no
quieren darse cuenta o no se dan cuenta, es bueno encontrar comparaciones que
hablan por sí solas.
• Lucas 7,32: Como niños, in fundamento. La
comparación que Jesús encuentra es ésta: Vosotros os parecéis a “los chiquillos
que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: "En el
mundo entero hay niños mimados y que tienen la misma reacción. Reclaman cuando
los otros no hacen y actúan como ellos quieren. El motivo de la queja de Jesús
es la manera arbitraria con que, en el pasado, reaccionaron ante Juan el
Bautista y, ahora en el presente, ante el mismo Jesús-
• Lucas 7,33-34: Su opinión sobre Juan y Jesús. “Porque ha
venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: `Demonio
tiene.' Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: `Ahí tenéis un
comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores.” Jesús fue
discípulo de Juan Bautista, creían él y se hizo bautizar por él. Fue cuando el
bautismo que él tuvo la revelación del Padre respecto de su misión como Mesías
Siervo. Al mismo tiempo, Jesús resalta la diferencia entre él mismo y Juan.
Juan era más severo, más ascético, ni
comía, ni bebía. Quedaba en el desierto y amenazaba a la gente con
los castigos del Juicio Final. Por esto decían que tenía un demonio, que estaba
poseído. Jesús era más acogedor, comía y bebía como todo el mundo. Andaba por
los poblados y entraba en la casa de la gente, acogía a las prostitutas y a los
recaudadores de impuestos. Por eso decían que era comilón y que se
emborrachaba. A pesar de generalizar al hablar de “los hombres de esta generación”, probablemente, Jesús tiene en
mente la opinión de las autoridades religiosas que no creían en Jesús.
• Lucas 7,35: La conclusión obvia a la que Jesús
llega. Y Jesús termina sacando la conclusión: “Y la sabiduría se ha acreditado por todos
sus hijos”. La falta de seriedad y de coherencia aparece claramente
en la opinión que emiten sobre Jesús y Juan. La mala voluntad es tan evidente
que no necesitaba de prueba. Esto hacer recordar la respuesta de Job a sus
amigos que pretendían ser sabios: “¿Quién podría obligaros a guardar silencio?
¡Esto sería el único acto sabio de vosotros!”.
Para la reflexión personal
• Cuando emito una
opinión sobre los otros, ¿soy como los fariseos y los escribas que opinaban
sobre Juan y Jesús? Ellos apenas expresaban sus ideas preconcebidas y nada
informaban sobre las personas que eran juzgados por ellos.
• ¿Conoces a grupos en
la Iglesia de hoy que merecerían la parábola de Jesús?
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