MIERCOLES 15 DE SEPTIEMBRE 2021
Del santo Evangelio según Lucas 2,22-35.Cuando se cumplieron los días en
que debían purificarse, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén
para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón
primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de
tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Vivía
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era un hombre justo y piadoso,
y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo le había revelado que no vería la muerte antes de haber visto
al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los
padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre
él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según
tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu
salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para
iluminar a las gentes y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban
admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su
madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y como
signo de contradicción - ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a
fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
Reflexión
• Los primeros dos
capítulos del Evangelio de Lucas, escrito en la mitad de los años 80, no son
historia según el sentido en que hoy entendemos la historia. Funcionan mucho
más como espejo, en el cual los cristianos convertidos del paganismo,
descubrieron que Jesús había venido a realizar las profecías del Antiguo
Testamento y a atender las más profundas inspiraciones del corazón humano. Son,
asimismo, símbolo y espejo de lo que estaba ocurriendo entre los cristianos del
tiempo de Lucas. Las comunidades llegadas del paganismo habían nacido de las
comunidades de judíos convertidos, pero eran diferentes. El Nuevo no
correspondía a lo que el Antiguo imaginaba y esperaba. Era "señal de
contradicción", causaba tensiones y era fuente de mucho dolor. En la
actitud de María, imagen del Pueblo de Dios, Lucas representa un modelo de cómo
perseverar en el Nuevo, sin ser infiel al Antiguo.
• En estos dos
primeros capítulos del Evangelio de Lucas, todo gira entorno del nacimiento de
dos niños: Juan y Jesús. Los dos capítulos nos hacen sentir el perfume del
evangelio de Lucas. En ellos, el ambiente es de ternura y de alabanza. Desde el
comienzo al fin, se alaba y se canta, pues, por fin, la misericordia de Dios se
reveló en Jesús; él cumplió las promesas hechas a los padres. Y Dios las
cumplió a favor de los pobres; de los anawim, como Isabel y
Zacarías, María y José, Ana y Simeón, los pastores. Estos supieron esperar su
venida.
• La insistencia de
Lucas en decir que María y José cumplieron todo aquello que la Ley prescribe,
evoca lo que Pablo escribió en la carta a los Gálatas.: “Cuando llegó la
plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, sometido
a la Ley para rescatar a los que estaban sometidos a la Ley, para que
fuesen adoptados como hijos” (Gal 4,4-5).
• La historia del
viejo Simeón enseña que la esperanza, aunque se demore, un día se realiza. No
se frustra, ni se deshace. Pero la forma de realizarse no siempre corresponde a
la manera que nos imaginamos. Simeón esperaba al Mesías glorioso de Israel.
Llegando al templo, en medio de tantas parejas que llevan a sus niños, él ve a
una pareja pobre de Nazaret. Y en esta pareja pobre con su niño ve la
realización de su esperanza y de la esperanza del pueblo: “Mis ojos han visto
la salvación ante todos los pueblos para iluminar a las naciones y gloria de tu
pueblo, Israel."
• En el texto del
evangelio de este día, aparecen los temas preferidos por Lucas, a saber, una
gran insistencia en la acción del Espíritu Santo, en la oración y en el
ambiente orante, una atención continua a la acción y participación de las
mujeres, y una preocupación constante con los pobres y con el mensaje para los
pobres.
4) Para la reflexión personal
• ¿Serías capaz de
percibir en un niño pobre la luz para iluminar a las naciones?
• ¿Serías capaz de
aguantar una vida entera esperando la realización de tu esperanza?
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