.Los niños y las niñas son como esponjitas, absorben lo bueno como lo malo. Para ellos todo es natural y es aprendizaje, depende de nosotros guiarlos a lo bueno.
Hoy en día la tecnología es tanta, y está al alcance de nuestros hijos todo el día, por lo que necesitamos saber utilizarla en beneficio de ellos y de la familia. Cuando no ponemos límites, ni orientamos lo que hacen durante el día, dejamos que lo bueno se convierta en malo.
Los niños pasan mucho tiempo frente al televisor y es ahí cuando más aprenden. No es que sea malo que vean televisión pero si hay que vigilar que están viendo en primer lugar y cuánto tiempo. Luego tomar tiempo para sentarnos y comentar el programa, siendo una conversación de dos y tratar de que no se convierta en que todo es malo y no debes verlo porque “yo digo”.
Explicar qué por el lenguaje, la violencia, las mentiras, la pornografía, el mal gusto, la grosería no te gustan,
Si hablamos claro y conciso, ellos se sentirán grandes y sobre todo escuchemos su punto de vista. No estamos para obligar, sin explicar razones, es importante hablarles como con un adulto.
Cómo son esponjitas que adquieren todo lo que hay a su alrededor, entonces busquemos programas que sean educativos, compremos juegos educacionales de computadora, libros de historias, todo aquello que haga que su mente trabaje.
Pero no sólo dejemos que está tecnología envuelva a nuestros niños, también motivemos al conocimiento de Dios, el mejor aprendizaje que puede existir. Que aprendan de Dios será bien fácil por su edad, pero por favor no caigan en legalismo, de que todo es malo y todo es pecado, porque cuando nos sucede esto, empujamos a nuestros niños a hacer lo que no queremos, puede ser por curiosidad, por enojo, rebe
Cuidemos el valor de su familia y sus sueños. Recordémosles al despertarse: por un día más de vida, para que Dios los cuide y proteja en el transcurso del día. Esto le enseñará que Dios está presente en su vida las 24 horas y que confiamos en él.
Enseñemos que Dios ama la verdad. Que no es bueno mentir. Que Dios está presente siempre y sabe todo. Que debe tener compasión por aquellos que no tienen nada. Que todos nos equivocamos y tenemos que perdonar…
Todo esto se logra principalmente con una muy buena comunicación, así que a hablar y escuchar se ha dicho, de todo no sólo de Dios, de cómo le fue en la escuela, que le pasó, que vio en la tele, que no le gustó.
Espero
que Dios les guíe en este proceso, y que puedan guiar a sus hijos en el camino
de Dios, pero recuerden que nadie puede dar lo que no ha recibido, así que
busquen a Dios, aprendan de El, y crean en Él.
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