10 Marzo
Texto
del Evangelio (Mt 5,17-19): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No penséis que he
venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar
cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase
una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno
de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más
pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe,
ése será grande en el Reino de los Cielos».
En
esta vida, tu primera obligación es ser feliz. Vivimos la felicidad cuando nos
sentimos en paz y sabemos que hemos hecho el bien. El amor y la felicidad no se
publican, se viven.
La
persona responsable responde de sus actos, se hace cargo de sus consecuencias y
responde oportunamente de todas ellas. La sabiduría del cumplidor de la ley, se
basa en la irrenunciable responsabilidad de cumplir con fidelidad y acierto las
propias obligaciones.
El
compromiso, la disciplina y la responsabilidad te facilitan seguir adelante con
decisión y con valor aunque el camino se haga cada vez más difícil.
Aprovechemos
ley del espíritu que todos tenemos dentro: No demos nada por supuesto; si
tienes dudas acláralas; si sospechas, pregunta; si quieres acertar en tus
decisiones, ora; si pesa tu cruz y te faltan las fuerzas, deja que Cristo te
acompañe; honra tu vida siendo coherente con lo que piensas y lo que vives; sé
autentico y muéstrate responsable; escucha la voz del corazón;, mantente
siempre como seguidor fiel del Evangelio.
La
ley debe ser justa, lógica, coherente, universal. Lo que siembres es lo que vas
a cosechar. Lo que ponemos en la vida es lo que luego viene a nosotros. Si lo
que queremos es felicidad, paz, amistad y amor, es preciso estar contentos, ser
pacíficos, mostrarnos agradables y, por supuesto ser amorosos. Si proyectas
tristeza, energía negativa y pesimismo frustrante, todo ello se te devolverá
multiplicado.
La
ley del espíritu de vida, en Cristo Jesús, te ha liberado de la ley del pecado
y de la muerte y te ha prometido una vida nueva, repleta de abundante
felicidad.
Es
imposible ganar sin luchar, caminar sin esforzarte, ayudar sin vaciarse. No temas, el Señor está contigo y ha puesto
su ley de amor en tu corazón. (G.M.E.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario