10 marzo 2021

EVANGELIO-COMENTARIO P. GREGORIO

 

10 Marzo

Texto del Evangelio (Mt 5,17-19): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos».

En esta vida, tu primera obligación es ser feliz. Vivimos la felicidad cuando nos sentimos en paz y sabemos que hemos hecho el bien. El amor y la felicidad no se publican, se viven.

 

La persona responsable responde de sus actos, se hace cargo de sus consecuencias y responde oportunamente de todas ellas. La sabiduría del cumplidor de la ley, se basa en la irrenunciable responsabilidad de cumplir con fidelidad y acierto las propias obligaciones.

 

El compromiso, la disciplina y la responsabilidad te facilitan seguir adelante con decisión y con valor aunque el camino se haga cada vez más difícil.

 

Aprovechemos ley del espíritu que todos tenemos dentro: No demos nada por supuesto; si tienes dudas acláralas; si sospechas, pregunta; si quieres acertar en tus decisiones, ora; si pesa tu cruz y te faltan las fuerzas, deja que Cristo te acompañe; honra tu vida siendo coherente con lo que piensas y lo que vives; sé autentico y muéstrate responsable; escucha la voz del corazón;, mantente siempre como seguidor fiel del Evangelio.

 

La ley debe ser justa, lógica, coherente, universal. Lo que siembres es lo que vas a cosechar. Lo que ponemos en la vida es lo que luego viene a nosotros. Si lo que queremos es felicidad, paz, amistad y amor, es preciso estar contentos, ser pacíficos, mostrarnos agradables y, por supuesto ser amorosos. Si proyectas tristeza, energía negativa y pesimismo frustrante, todo ello se te devolverá multiplicado.

 

La ley del espíritu de vida, en Cristo Jesús, te ha liberado de la ley del pecado y de la muerte y te ha prometido una vida nueva, repleta de abundante felicidad.

 

Es imposible ganar sin luchar, caminar sin esforzarte, ayudar sin vaciarse.  No temas, el Señor está contigo y ha puesto su ley de amor en tu corazón.   (G.M.E.)

 

 

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