19 enero 2021

EVANGELIO-19 ENERO


San Marcos 2, 23-28: Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?». Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?». Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado».!

No hay almohada tan suave y delicada como una conciencia tranquila. El silencio respetuoso es la morada santa donde la conciencia habla. La conciencia recta tiene más peso que las opiniones de todo el mundo.

No hablemos mal unos de otros, no descalifiquemos a las personas, no critiquemos a los que nos molestan. Tengamos en cuenta, que al final, todos estamos recorriendo el mismo camino.

Fácil es juzgar a los demás, difícil es juzgarme a mí mismo; fácil es exigir al prójimo, difícil es comprometerse uno mismo; fácil es prometer ayuda incondicional, difícil es cumplir la promesa; fácil es tergiversar la verdad, difícil es aplicarla en mi  propia vida; fácil es dar lecciones de moral, difícil es llevarlas a feliz término; fácil es exigir a los otros, compromiso y valentía, difícil es demostrarla en la vida diaria.

Distinguir el bien  del mal supone una gran sabiduría. Procuremos evaluar factores tan significativos como lo bueno y lo malo, lo correcto y lo erróneo, el deber y la irresponsabilidad, la honra y la deshonra,  lo noble y lo vulgar,  lo lícito y lo ilícito, la libertad y el libertinaje.

La vida es un reto: vívela, siente, sonríe, llora, juega, gana, pierde, tropieza, pero siempre levántate y sigue adelante.

Hoy es el mejor día de tu vida. La vida es un eco, resuena dentro de ti. Lo que envías, regresa; lo que siembras, luego lo cosechas; lo que das, lo obtienes.  Lo que deseas para los demás, es lo que consigues para ti. Si miras con ojos limpios, tu corazón aparece diáfano y luminoso.

Todo lo que has hecho de corazón y con sinceridad, regresa a ti con mayor proporción. No importa lo que te digan los demás ni las recompensas que te ofrezcan. La suprema ley de la vida se encuentra en la verdad, la bondad y el amor. (G.M.E.)

Jaculatoria: “Encontré a David mi siervo”. (Sal. 88,21)

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