La amistad es un vínculo que puede traernos
grandes satisfacciones y alegrías al tener la posibilidad de compartir
experiencias, emociones, ideas y hasta proyectos conjuntos. Entre amigos
es posible el apoyo, la ternura, la solidaridad, la confianza el respaldo, el
aprecio y muchos otros sentimientos que hacen la vida más cordial.
Las amistades profundas no se cimientan solo en la
simpatía, es decir en tener gustos parecidos o como se dice comúnmente “caerse
bien”. Es la empatía, o la capacidad de ponerse en los zapatos del otro, lo que
realmente sostiene una buena amistad. Esto significa poder comprender las
tristezas y dificultades de nuestro amigo y acompañarlo en sus alegrías. Aunque
en general las amistades nacen de compartir intereses conjuntos y en muchas
ocasiones buscamos amigos que sean como nosotros, lo que potencializa la
amistad es el entender que el otro puede ser distinto y que es posible tener
tantos puntos de divergencia como de acuerdo.
Saber cultivar las amistades
Un
compromiso verdadero con los amigos implica también cultivar constantemente la
relación de amistad, pues esta no nace de la nada ni es mantenida por el azar.
Para crear y renovar una amistad donde haya
crecimiento y satisfacción es necesario invertir tiempo, estar al tanto del
otro y mantener distintos canales de comunicación.
No todos los amigos comparten de la misma forma, ni se
comunican igual. Hay algunos que sin necesidad de verse constantemente
conservan lazos fuertes. Para otros el encuentro permanente es algo
fundamental.
En cualquiera de estos casos las relaciones de
amistad requieren ser cuidadas y estimuladas. Las amistades que se
basan tan solo en el interés del momento, difícilmente llegaran a ser
duraderas.
Los grandes valores de la verdadera amistad
- La lealtad en todas las circunstancias. Es la
esencia de la amistad.
- La generosidad para compartir el propio tiempo.
- La sinceridad y apertura en la relación, para
compartir los propios sentimientos.
- La actitud de disponibilidad incondicional.
- La constancia en la relación, tanto en los
momentos fáciles como difíciles
- La tolerancia y el respeto en la relación pues
nadie es perfecto
- El apoyo empático en todo momento.
La calidad de una verdadera amistad es calidad de vida
Según una investigación en Estados Unidos, realizada
por científicos de la Universidad de California, San Diego, los genes
influyen en la elección de los amigos. Se descubrió que las personas
que poseen un gen asociado a la creación de vínculos tienden a crear amistades.
Pero las amistades no son solo cuestión genética. Se
trata de cultivar y desarrollar la disposición de apertura hacia los demás para
experimentar los beneficios y buscar activamente la mejor calidad de vida
posible partiendo de las buenas relaciones y amistades.
Consejos para cultivar una verdadera amistad
- Siempre la verdad por delante.
- Mantener el secreto de todo lo que ha sido
referido confidencialmente.
- Apoyar con hechos las peticiones de verdadera
necesidad de los amigos.
- Saber reir y llorar con ellos.
- Nunca juzgarlos, sobre todo sin motivos
verdaderos o graves.
- Aceptar los defectos de cada uno.
- Apertura para ayudar a caer en la cuenta cuando
hay errores graves.
- Saber escuchar.
La verdadera riqueza y calidad de vida del
ser humano se mide sobre todo por la cantidad y calidad de amistad que viven en
torno a la propia vida. (Javier Fiz)
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