DOMINGO 26 DE SEPTIEMBRE 2021
Del santo Evangelio según
Marcos 9,41-50 «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de
que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. «Y al que
escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello
una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si
tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la
Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga Y si tu
pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida
que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de
pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que,
con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se
apaga; pues todos
han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas si la sal se vuelve
insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con
otros.»
Reflexión
• El evangelio de hoy nos presenta
algunos consejos de Jesús sobre la relación de los adultos con los pequeños y
excluidos. En aquel tiempo, mucha gente pequeña era excluida y marginada. No
podía participar. Muchos perdían la fe. El texto que vamos a meditar tiene
algunas afirmaciones extrañas que si se toman al pie de la letra causan
perplejidad en la gente.
• Marcos 9,41: Un vaso de agua
es recompensado. Aquí se inserta una frase suelta de Jesús: En verdad
os digo: Cualquiera que os dé de beber un vaso de agua porque sois de Cristo y
lleváis su nombre, os aseguro que no quedará sin recompensa. Dos pensamientos:
a) “Cualquier que os dé un vaso de agua”: Jesús está yendo a Jerusalén para
entregar su vida. ¡Gesto de gran entrega! Pero no olvida los gestos pequeños de
entrega del diario vivir: un vaso de agua, una acogida, una limosna, tantos
gestos. Quien desprecia el ladrillo, ¡no construye nunca una casa! b) “Porque
sois de Cristo”: Jesús se identifica con nosotros que queremos pertenecer a El.
Esto significa que, para El, tenemos mucho valor.
• Marcos 9,42: Escándalo para
los pequeños. Escándalo, literalmente, es la piedra por el camino,
piedra en el zapato; es aquello que desvía a una persona del buen camino. Escandalizar
a los pequeños es ser motivo por el cual los pequeños se desvían del
camino y pierden la fe en Dios. Quien hace esto recibe la siguiente
sentencia: “¡Al cuello una piedra de molino y ser echado al mar!” ¿Por
qué tanta severidad? ¿Porque Jesús se identifica con los pequeños?. ¡Quien hace
algo a ellos, lo hace a Jesús! Hoy, en el mundo entero, los pequeños, los
pobres, muchos de ellos se están yendo de las iglesias tradicionales. Cada año,
solamente en América Latina, casi unos tres millones de personas migran hacia
otras iglesias. ¡No consiguen creer en lo que profesamos en nuestra iglesia!
¿Por qué será? ¿Hasta dónde tenemos la culpa? ¿Merecemos al cuello la piedra de
molino?
• Marcos 9,43-48: Cortar la mano
y el pie, arrancar el ojo. Jesús manda a la persona que se arranque la
mano, el pie y el ojo, en caso de que fueran motivo de escándalo. Dice: “Es
mejor entrar en la vida o en el Reino con un pie (mano, ojo) que entrar en el
infierno con dos pies (manos, ojos)”. Estas frases no pueden tomarse
al pie de la letra. Significan que una persona tiene que ser radical en la
opción por Dios y por el Evangelio. La expresión ”geena (infierno) donde
su gusano no muere y el fuego no se apaga”, es una imagen para indicar
la situación de la persona que queda sin Dios. La geena era el
nombre de un valle cerca de Jerusalén, donde se tiraba la basura de la ciudad y
donde siempre había un fuego que quemaba la basura. Este lugar era nauseabundo
y para la gente era símbolo de la situación de una persona que dejaba de
participar en el Reino de Dios.
• Marcos 9,49-50: Sal e Paz. Estos
dos versículos ayudan a entender las palabras severas sobre el escándalo. Jesús
dice: “¡Tened sal en vosotros y
tened paz unos con otros!” Una comunidad en la cual se vive en
paz, unos con otros, es como un poco de sal que da gusto a toda la comida.
La convivencia pacífica y fraterna en la comunidad es la sal que da gusto a la
vida de la gente en el barrio. Es un signo del Reino, una
revelación de la Buena Noticia de Dios. ¿Estamos siendo sal? Sal que no da
gusto, ¡no sirve para nada!
• Jesús acoge y defiende la vida
de los pequeños. Varias veces, Jesús insiste en la acogida que hay que
dar a los pequeños. “Quien acoge a uno de estos pequeños en mi nombre, a mí me
acoge”. Quien da un vaso de agua a uno de estos pequeños no perderá su
recompensa. El pide que no se desprecien los pequeños. Y en el juicio final los
justos serán recibidos porque dieron de comer “a uno de estos pequeñuelos”. Si
Jesús insiste tanto en la acogida que hay que dar a los pequeños, es porque
había probablemente mucha gente pequeña ¡que no era acogida! De hecho, muchas
mujeres, muchos niños no contaban, eran despreciados y silenciados. Hasta los
apóstoles impedían que llegasen cerca de Jesús. En nombre de la ley de Dios,
mal interpretada por las autoridades de la época, mucha buena gente era
excluida. En vez de acoger a los excluidos, la ley era usada para legitimar la
exclusión. En los evangelios, la expresión “pequeños” (en griego se dice elachistoi,
mikroi o nepioi), a veces indica “niños”, otras veces,
indica los sectores excluidos de la sociedad. No es fácil discernir. A veces lo
que es “pequeño” en un evangelio, es “niños” en otro. Porque los niños pertenecían
a la categoría de los “pequeños”, de los excluidos. Además de esto, no siempre
es fácil discernir entre lo que viene del tiempo de Jesús y lo que viene del
tiempo de las comunidades para las cuales los evangelios fueron escritos. Aun
así, lo que resulta claro es el contexto de exclusión que estaba presente en la
época y la imagen que las primeras comunidades conservaron de Jesús: Jesús se
pone del lado de los pequeños, de los excluidos, y asume su defensa.
Para la reflexión personal
• En nuestra sociedad y en nuestra
comunidad, ¿quiénes son hoy los pequeños y los excluidos? ¿Cómo está siendo la
acogida que les damos?
• “Cuerda al cuello”. Mi comportamiento
¿merece una cuerda o una cuerdecilla al cuello? ¿Y el comportamiento de nuestra
comunidad: qué se merece?
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