DOMINGO 6 DE JUNIO
CORPUS CHRISTI
El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen
sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que
comas el cordero de Pascua?» Entonces, envía a dos de sus discípulos
y les dice: «Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un
cántaro de agua; seguidle 14 y allí donde entre, decid al
dueño de la casa: `El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la
Pascua con mis discípulos?' Él os enseñará en el piso superior una
sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí los preparativos para
nosotros.» Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo
encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua. Y al
atardecer, llega él con los Doce.18 Y mientras comían
recostados, Jesús dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará, el que
come conmigo.» Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras
otro: «¿Acaso soy yo?» Él les dijo: «Uno de los Doce que moja
conmigo en el mismo plato. Porque el Hijo del hombre se va, como
está escrito de él. Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los
Olivos. Jesús les dice: «Todos os vais a escandalizar, ya que está
escrito: Heriré al pastor y se
dispersarán las ovejas. 28 Pero después de mi
resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.» Pedro le dijo: «Aunque
todos se escandalicen, yo no.» Jesús le dice: «Yo te aseguro: hoy,
esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado
tres.» Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te
negaré.» Lo mismo decían también todos.
REFLEXION
La Pascua era la fiesta principal de los
judíos. En ella se conmemoraba la liberación de la esclavitud de Egipto, que se
encuentra a los orígenes del pueblo de Dios. Pero más que una simple memoria
del Éxodo, la Pascua era una puerta que se abría de nuevo cada año, a fin de
que todas las generaciones pudiesen tener acceso a aquella acción liberadora de
Dios que, en el pasado, había generado el pueblo. Mediante la celebración de la
Pascua, cada generación, cada persona, bebían de la misma fuente de la que
habían bebido los padres en el pasado, al ser liberados de la esclavitud de
Egipto. La celebración era como un renacimiento anual.
En tiempo de Jesús, la celebración de la
Pascua se hacía de modo tal que los participantes pudiesen recorrer el mismo
camino que fue recorrido por el pueblo, después de la liberación de Egipto.
Para que esto pudiese suceder, la celebración se desarrollaba con muchos
símbolos: hierbas amargas, cordero mal asado, pan sin levadura, cáliz de vino y
otros. Durante la celebración, el hijo menor debía preguntar al padre: “Papá,
¿por qué esta noche es diversa de las otras? ¿Por qué comemos hierbas amargas?
¿Por qué el cordero está a medio asar? ¿Por qué el pan no tiene levadura?” Y el
padre respondía, narrando con libertad los hechos del pasado: “Las hierbas
amargas nos permiten experimentar la dureza y amargura de la esclavitud. El
cordero mal cocinado evoca la rapidez de la acción divina que libera al pueblo.
El pan no fermentado indica la necesidad de renovación y de conversión
constante. Recuerda también la falta de tiempo para preparar todo, siendo como
es muy rápida la acción divina”. Este modo de celebrar la Pascua, presidida por
el padre de familia, daba libertad y creatividad al presidente en el modo de
conducir la celebración.
* Eucaristía: La Pascua celebrada por Jesús en la Última Cena: Fue
con la intención de celebrar la Pascua de los judíos, cuando Jesús a la vigilia
de su muerte, se reunió con sus discípulos. Era su último encuentro con ellos.
Por esto lo llamamos encuentro de la “Última Cena”. Muchos aspectos de la
Pascua de los judíos continúan siendo válidos para la celebración de la Pascua
de Jesús y son el fondo. Ayudan a entender toda la portada de la Eucaristía.
Aprovechando de la libertad que el ritual le daba, Jesús dio un nuevo significado
a los símbolos del pan y del vino. Cuando distribuye el pan, dice: “Tomad
y comed, esto es mi cuerpo entregado por vosotros” Cuando distribuye
el cáliz con el vino, dice: “Tomad y bebed, ésta es mi sangre derramada
por vosotros y por todos”. Y finalmente, sabiendo que se trataba del último
encuentro, la “última cena”, Jesús dice: “Ya no beberé más del fruto de la
vid hasta el día en el que lo beberé de nuevo en el reino de Dios”. De este
modo Él unía su dedicación, simbolizada en el pan partido y compartido, a la
utopía del Reino. Eucaristía quiere decir celebrar la memoria de Jesús que da
su vida por nosotros, a fin de que nos sea posible vivir en Dios y tener acceso
al Padre. He aquí el sentido profundo de la Eucaristía: hacer presente en medio
de nosotros y experimentar en la propia vida, la experiencia de Jesús que se
da, muriendo y resucitando.
* La celebración de la Eucaristía por parte de los primeros cristianos
No siempre los cristianos han conseguido
mantener este ideal de la Eucaristía. En los años cincuenta, Pablo critica a la
comunidad de Corinto porque cuando celebraban la cena del Señor hacían
exactamente lo contrario, porque algunos comen primero su cena y
así uno tiene hambre, el otro está borracho. Celebrar la Eucaristía como
memorial de Jesús quiere decir asumir el proyecto de Jesús. Quiere decir
asimilar el proyecto de Jesús. Quiere decir imitar su vida compartida, puesta
completamente al servicio de la vida de los pobres.
Al final del primer siglo, el evangelio
de Juan, en vez de describir el rito de la Eucaristía, describe cómo Jesús se
arrodilla para cumplir el servicio más común en aquel tiempo: lavar los
pies. Al término de aquel servicio, Jesús no dice: “Haced esto
en memoria mía” , sino que dice: “Haced lo que yo he hecho” .
En vez de ordenar que se repita el rito, el evangelio de Juan pide actitudes de
vida que mantenga viva la memoria del don sin límite que Jesús hace de sí
mismo. Los cristianos de la comunidad de Juan sentían la necesidad de insistir
más en el significado de la Eucaristía como servicio, que del rito en sí.

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