4 Marzo
Texto
del Evangelio (Lc 16,19-31): En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Era un hombre
rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas
fiestas. Y un pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de
llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico pero hasta los
perros venían y le lamían las llagas.
»Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de
Abraham. Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre
tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Y, gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que
moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy
atormentado en esta llama’. Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, recuerda que recibiste
tus bienes durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él
es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se
interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros,
no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros’. »Replicó: ‘Con todo,
te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco
hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este lugar de
tormento’. Díjole Abraham: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que les oigan’.
Él dijo: ‘No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va donde
ellos, se convertirán’. Le contestó: ‘Si no oyen a Moisés y a los profetas,
tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite’».
La crisis de valores que refleja este
evangelio es muy actual. A menudo
amamos las cosas y usamos a las personas, cuando en realidad deberíamos usar
las cosas y amar más a las personas. Cada vez que Jesús tiene una cosa importante que comunicar,
cuenta una parábola. Una parábola está hecha para pensar y reflexionar.
En la parábola del evangelio de hoy, aparecen tres personas: El pobre
Lázaro, el rico sin nombre y el Padre Abrahán.
Abrahán representa el pensamiento de Dios. El rico sin nombre representa
la ideología dominante de la época. Lázaro representa el grito callado de los
pobres de todos los tiempos.
Jesús
no habla de la «pobreza» en abstracto, sino de aquellos pobres con los que él
trata mientras recorre las aldeas. Familias que sobreviven a duras penas,
gentes que luchan, niños amenazados por el hambre y la enfermedad, prostitutas
y mendigos despreciados por todos, enfermos
y leprosos marginados por la
sociedad. ¿Cuál es el tratamiento que damos a los pobres? ¿Me
identifico con el mendigo Lázaro o con el rico irresponsable? Arrepentimiento no es cuando usted llora,
arrepentimiento es cuando usted cambia.
Que
sepa ver las necesidades de los demás y que consiga dar lo mejor de mí para
ayudarles. No quieras perder la sensibilidad ante las necesidades de quienes te
rodean. Pídele a Jesús que te ayude a
mantener los ojos abiertos, que la soberbia no anule tu bondad y tu amor hacia el hermano.
Los
derechos humanos no sólo se violan con el terrorismo, la represión y la
delincuencia, sino también por las condiciones violentas de pobreza, por las
estructuras económicas injustas y por las grandes desigualdades sociales.
(G.M.E.)
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