14 enero 2024

TEMA GUARDADO DEL P. GREGORIO

 

¿Qué pasa en tu mente cuando perdonas?

 

Generalmente, estamos acostumbrados a tratar el perdón como un asunto relacionado con la dimensión moral de las personas. Así, el perdón haría referencia a una especie de purificación del alma o de la mente de la persona en relación con quien nos ha herido.

Sin embargo, puesto que somos una unidad, todas nuestras dimensiones (biológica, afectiva, social, psicológica, espiritual) están relacionadas entre sí, y lo que afecta a una de ellas, afecta a todas de una u otra manera.

Desde hace no muchos años, el perdón está siendo estudiado desde el punto de vista psicológico y fisiológico, comprobándose los efectos beneficiosos que tiene perdonar a los que nos han hecho daño.

Aunque se trata de un proceso que no se puede forzar (especialmente en los primeros momentos después de haber sufrido el agravio) sí que podemos intentar predisponernos para el perdón, recordando especialmente los beneficios directos que tiene sobre la persona que perdona en lo referente a la salud mental.

Reducción del estrés. Cuando no conseguimos perdonar, el cerebro interpreta como una amenaza incluso la sola presencia de la persona quien nos ha ofendido, activando las mismas reacciones físicas de alerta que se desencadenan ante las situaciones de peligro.

En cambio, cuando perdonamos la compasión y la generosidad que fomentamos nos hacen sentir bien y en paz con nosotros mismos, con lo que la actividad fisiológica de nuestro cuerpo se vuelve a estabilizar.

Mejora las relaciones son los demás. La presencia de quienes hemos etiquetado como “enemigos”, provoca en nosotros una necesidad de desconfiar de otras personas. El cerebro lanza un mensaje semejante a este: “Si esta persona me ha fallado, nada me garantiza que los demás no me vayan a fallar también”. Sin embargo, al perdonar, regresa nuestra percepción de seguridad en el entorno en el que nos movemos.

Mayor creatividad y agilidad mental. Todo el que mantiene algún resentimiento hacia otra persona, gasta mucha energía física y emocional, provocando un desgaste en la persona que le lleva a ejecutar peor las tareas en las que está implicada, y a tomar peores decisiones de toda índole.

Al perdonar, nuestra atención se vuelve a focalizar en nuestros proyectos e ilusiones, de forma que fluyen mejor las ideas y la creatividad.

Pasos para perdonar

Reconoce tu dolor y dale la importancia que tiene. No podrás perdonar si tratas de negar el dolor que has sentido. Pero tampoco te ayudará magnificarlo. Se trata de ver la ofensa en su justa proporción, evitando caer en el victimismo.

Recuerda las ocasiones en las que tú eres quien provocó el daño. Polarizar el mundo en buenos y malos no suele ser realista y, por lo tanto, no nos ayuda a mirar el problema con una perspectiva adecuada. Todos hemos herido a otros en alguna ocasión. Quien te ha herido, también ha hecho alguna cosa buena en su vida.

Comprende al otro. La persona que te ha herido no lo ha hecho bien y deberá responder ante sus actos. Pero eso no impide que puedas ponerte en su lugar por un momento y tratar de entender sus razones. Empatizar con las circunstancias de quien te ha herido, te ayudará a perdonar con mayor facilidad.

 

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